martes, 1 de noviembre de 2011

Viajar puede ser vivir peligrosamente (o no)


Una vez más lo recordamos: hay que perder el miedo a viajar, pero nunca hay que abandonar la prudencia. Viajar hoy puede ser convivir con el peligro. No sólo los accidentes orográficos pueden darnos un disgusto -como este sendero Caminito del rey, en Málaga, España- sino otras contingencias: desde un simple ladronzuelo común hasta un incidente de tipo terrorista. Pero los accidentes, actuando con prudencia y sensatez son los menos.

 La leyenda negra del Caminito del Rey, una senda suicida

 Huasan, China, el sendero más peligroso del mundo




Intentar colarse entre las mujeres afganas, ocluidas en su burka, puede acabar en un serio disgusto. La periodista cumple con su trabajo y asume un riesgo mesurado y asumido.



Un sueño para los amantes de las nuevas tecnologías, de la velocidad, del mar y de... los peligros imprevistos.


  No es un deporte extremo, sino una necesidad perentoria si te atreves con un viaje en el Ártico o a los glaciares en el Sur de Argentina.


Pero siempre nos quedará la esperanza de un viaje más difícil todavía, un poco más lejos todavía. No perdamos esta esperanza.

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