martes, 16 de marzo de 2010

La Kumbhamela o el rito de la fertilidad, en la India













Comienza el desfile. Se observa a cientos de miles de personas montados en elefantes, caballos, camellos, coches, palanquines e incluso carros tirados por hombres. Se dirigen a las orillas del Ganges, río sagrado de los hindúes. Es un peregrinaje incesante, una algarabía continua donde se mezclan monjes, devotos, indigentes, leprosos y hasta mujeres que, en un ritual fundamentalmente masculino, se ven obligadas a ocultar su rostro.

Una vez allí se alinean en diferentes filas. Los primeros en sumergirse en las aguas sagradas son los Naga Baba o guerreros de Shiva, desnudos y por parejas; los últimos, los peregrinos ordinarios. Según la creencia hindú este acto purificará sus pecados y los de sus ascendentes en 88 generaciones. Después de las abluciones cubren su cuerpo con cenizas.
La Kumbhamela es una de las procesiones más multitudinarias del mundo. Tiene lugar cuatro veces cada doce años. La última se celebró en 2007 en Allahabad. Este año Haridwar, una de las ciudades sagradas hindúes, acoge el acontecimiento.
La mayorista de Grande Viajes Nobeltours & Indoriente ha diseñado un programa especial de 10 días de duración que permite combinar la visita a la ciudades sagradas hindúes y la asistencia al Festival Kumbhemela. El viaje incluye la visita al Templo Dorado de Amritsar o a la ciudad de Rishikesh, capital mundial del yoga.
Buena cosecha o ritual de la fertilidad
Las raíces históricas de la Kumbhamela están relacionadas con la época de siembra, cuando los campesinos mojaban en el río sagrado los granos para germinar y tener así una buena cosecha. Para otros historiadores tiene que ver con un ritual de fertilidad donde el cántaro simboliza no solo a la Diosa Madre sino también el útero materno.
Sea cual fuere el origen, el peregrinaje a la Kumbhamela permite a los creyentes hindúes recibir la bendición de los shadus (monjes ascetas) y realizar el darshan o contemplación religiosa para transmitir la energía espiritual. Los devotos recorren así los campamentos donde se alojan los sadhus, recibiendo bendiciones y dándoles a cambio sus ofrendas.
EuropaPress.

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