domingo, 4 de octubre de 2009

Vestigios fenicios en Cerdeña

Nora. texto y fotos de SobreItalia.com

A la isla de Cerdeña llegó para asentarse el pueblo fenicio, que seguía la ruta natural hacia el Mediterráneo occidental. La ocupación no fue total pero sí más intensa que en la vecina Sicilia y desde el primer momento, ya que había un afán por encontrar materias primas. Se instalaron, por tanto, en el sur y suroeste, mientras que el pueblo indígena de la isla, la cultura nurágica permaneció en el norte y noreste.

En Cagliari, al sur, los fenicios crearon la necrópolis de Tuvixeddu (la más gran que se ha hallado de esta cultura), y dejaron tumbas excavadas en la roca en forma de pozo, algunas con pinturas murales, como la Tumba de Úreo. Ahí se encontraron máscaras de terracota de tipo funerario, pero también las habría satíricas o imitando a reyes. En Cagliari el visitante disfrutará de los hallazgos arqueológicos, entre ellos los fenicios, en el Museo Archeologico Nazionale.

En la península de Capo Pula, concretamente en Nora, construyeron una torre en alto, con una población cercana que tendría santuarios y tofet (recinto sacro al aire libre para uso funerario infantil). Un siglo después abandonarían este asentamiento, trasladándose más al interior, según la costumbre fenicia. En esta zona se han hallado también, gran cantidad de estructuras sumergidas.

Un lugar muy curioso es Bithia, en Torre di Chia. Aquí construyeron un tofet en isla pero sin urnas de incineración y un templo dedicado al dios Bes. Aquí llama la atención un interesante pozo votivo donde los arqueólogos encontraron centenares de figurillas muy sencillas, representando a hombres y mujeres tocándose diversas partes del cuerpo. Se tratarían de exvotos de personas con dolencias que, o bien pedían su curación al dios, o bien la agradecían.

Otro lugar con presencia fenicia fue Sulcis, donde, en el 825 a.C. construyeron una gran ciudad para servir de lugar de penetración hacia la zona minera más rica de Cerdeña. Se hallaron importantes cantidades de cerámica tanto griega como etrusca y ajuares fastuosos. El tofet de este lugar se hallaba, excepcionalmente, en un terreno muy difícil, en un espolón rocoso, donde depositaron las urnas en quiebros de las rocas.

Por último, en Tharros, en el golfo de Oristano, los investigadores encontraron un tofet que es el mejor documentado del mundo fenicio y ajuares muy ricos, con piezas importantes como por ejemplo una curiosa figura de un león-hombre

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