jueves, 28 de octubre de 2010

La alegría de vivir en Beirut (Líbano)


En una visita a Beirut hay que patear La Corniche. Se extiende a lo largo de la costa que bordea la ciudad y está muy transitada al atardecer con la caída del sol. Los propios beirutíes lo tienen como un lugar esencial de su vida, por lo que es común ver a la gente haciendo footing, pescando o tomándose algo en las terrazas y bares que se encuentran allí.
 
Otro lugar digno de ver son las Rocas de las Palomas: uno de los enclaves más bellos de la ciudad. Son unas formaciones rocosas, situadas a pocos metros de la costa, a las que la gente acude para ver la puesta del sol. De aquí nos vamos al Distrito central, que es el centro histórico además de geográfico de la ciudad, aunque también se ha consolidado como núcleo financiero y comercial del país. Fue la parte más dañada durante la guerra, por lo que una cantidad importante de sus monumentos fueron destruidos o seriamente dañados. Todavía se llevan a cabo arduas labores de reconstrucción. Aquí es interesante ver los Baños Romanos, el Gran Serrallo de la época de los otomanos y donde hoy se encuentra el Gobierno del país: la Torre del Reloj y la iglesia de los Capuchinos.
 

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