Por encima de razas, credos, especies, por encima de las temperaturas o de la altitud, se erige el ser humano, tan bueno y tan versátil cuando quiere y puede.
Vive en un planeta a su medida.
No es cierto que el humano busque parajes desérticos para viajar: busca sitios poblados para cotejarse, complementarse o para sorprenderse.
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