martes, 30 de noviembre de 2010

Tribus urbanas en La Habana nocturna



Dalia Acosta (IPS/La Habana).- Nace otra ciudad en las noches de los fines de semana en La Habana. Rostros juveniles, tan extraños como comunes, la poseen y reinventan a través de las denominadas tribus urbanas, un fenómeno mundial que atraviesa también Cuba. Apacibles parques de día, grito vivo de gente al anochecer.
Unos 700 metros de la Calle G, una de las principales avenidas de La Habana, representa el lugar emblemático y de encuentro de estas redes informales. A decir del sociólogo francés Michel Maffesoli, se trata de grupos de entre 12 y 20 años que cubren las ciudades, recuperan las relaciones humanas y erigen sus normas propias.
En Cuba, el consumo cultural distingue a las principales tribus por su música: los rockeros, divididos en metaleros, punkis, nuevos metaleros, hippies y friques; los "emos", incondicionales del subgénero del rock emocional; los "mikis", volcados en la electroacústica, disco y trova; y los "reparteros", seguidores del reggaetón, hip hop, rap o timba.
"Toda tribu urbana tiene sus santuarios y sus tradiciones", asegura el escritor y rockero José Miguel Sánchez (Yoss) en la revista digital La Isla en Peso. Sin embargo, G, como le llaman comúnmente, acoge a todas como un gran trasiego para la diversidad, hasta para los que no abrazan una identidad específica.
"Realmente no hay muchas opciones para los jóvenes. Aquí te encuentras con millones de gente, que a lo mejor no tienen mucho que ver contigo, pero haces vida social", dijo a IPS Max, un joven trabajador de una empresa estatal de transporte, muy acomodado en un banco de la antigua Avenida de los Presidentes.
En el ámbito científico, pocas miradas han tocado este fenómeno social, surgido por la emergencia de identidades nuevas entre "una población joven y adolescente que necesita distinguirse", según la psicóloga Daybel Pañellas, profesora de la Universidad de La Habana, quien dirigió una investigación sobre la noche en la calle G.
Durante un espacio de debate promovido por la revista cubana Temas, Pañellas no compartió la clasificación de tribus para estos grupos, "en términos de una ideología sólida, que movilice un proyecto social particular", a excepción de los rockeros, grupo articulado desde finales de los años 60.
Alrededor de 2.000 jóvenes pululan las noches de viernes a domingo, y ya tienen sus espacios marcados: primero los rockeros, luego los reparteros y mikis y cierran los emos, que suelen despreciar los otros grupos por su tendencia a la melancolía y los sentimientos, tanto en mujeres como en hombres.
De acuerdo con el estudio académico, de más de 400 entrevistas, mikis, reparteros y emos se unen en esencia por preferencias estéticas, musicales y de entretenimiento. Mientras, la afición al rock acumula años de resistencia frente a la política oficial que durante años los consideró "desviados ideológicos" y "contrarrevolucionarios".
"Nos diferenciamos de todos los demás: en filosofía, vestuario, género musical, la forma de hablar y de comportarse ante la sociedad", precisó a IPS Alejandro, rockero y estudiante de electrónica de 17 años. Tenemos "una filosofía más calmada, menos conflictiva y más centrada en nosotros mismos", amplió.
Algunas de las principales ciudades cubanas también viven a diferente intensidad el fenómeno de las tribus urbanas: Matanzas, en occidente, Santa Clara, en el centro, y Holguín y Santiago de Cuba, al oriente del país.
En 2008 recaló en G una estética futurista, de cabellos lisos, negros, rubios o rojos, amoldados en un largo cerquillo que cubre la mitad del rostro y, en algunos casos, los dos ojos. En Cuba le llaman bistec a ese peinado, y pocas personas emo lo usan demasiado largo, a causa del caluroso clima tropical.
"Nos basamos en los sentimientos. Somos muy unidos y hacemos de la amistad una hermandad. Los varones emo son más mal vistos en la sociedad. Dicen que son flojitos (homosexuales), pero, para nada", detalló a IPS Lila, una emo de 18 años, sobre una de las posibles causas del rechazo hacia su grupo por tribus como los reparteros.
Esta cultura misantrópica y de autoflagelación de la Europa de la década de los 80, se matiza con la identidad cubana de "una persona alegre, optimista, un poco machista, conquistadora", según la psicóloga Yessabel Gómez Sera.
Gómez Sera, autora de la investigación "¿Cómo son los emos cubanos? Un estudio exploratorio con un grupo de adolescentes emos", realizada en 2009, explica que "no todos se cortan: sencillamente se arañan, y se percatan rápidamente que se puede ser emo sin necesidad de hacerlo".
Los mikis de Cuba se asemejan a los que en otros países se denominan fresas, pijos o "chetos". Según Ángel, que cursa la enseñanza media y se reconoce miki, su tribu se caracteriza por ser muy alegre, "pasarla bien" y tener "mucho proyecto de presente y de futuro". Lamenta que sean calificados de consumistas y superficiales.
De raíces más autóctonas, los reparteros surgieron con la timba, género rápido y violento dentro de la salsa que simbolizó la producción musical cubana de finales de los 90. Escuchan "ritmos bailables, contagiosos, pegajosos, ricos" y "están muy ligados a las modas", indicó a IPS un joven que no quiso dar su nombre.
Hace poco los reparteros llegaron a G. "Es cosa de gente humilde, que viven en barrios marginales, donde no hay tanta cultura", abundó, sobre un grupo estereotipado como violento y conflictivo.
Sin embargo, la agresividad simbólica o física centra a toda la diversidad de tribus en Cuba y se refleja en sus estéticas: reivindicadoras de la raza negra en los rastafaris, oscuras e imponentes de rockeros, irrevocablemente andrógina en los emos, sobresaliente para los reparteros, y a través del dibujo clandestino de los grafiteros.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Cosmos y fenómenos naturales








la belleza de lo terrible decían los románticos alemanes. Nada tan sobrecogedor como las proporcionaes imagiables del Universo (o inimaginables). O las fuerzas desatadas por los elementos naturales.
Pero de lejos.... cuánta belleza nos ofrece.

El turismo se duplicará en diez años

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El turismo global no ha escapado al zarpazo de la crisis. En 2009 la cifra de viajes internacionales descendió un 4,2%, hasta los 880 millones de turistas. Se rompía así casi dos décadas de crecimientos anuales continuos (con la única excepción de 2003, en el que el sector turístico mundial retrocedió un 1,5% atenazado por los efectos de la guerra de Irak y la epidemia de SRAS en Asia). Este año el sector volverá a crecer.


En diez años el turismo internacional sumará casi tantos nuevos viajeros como todos los conseguidos en las últimas seis décadas

Según las estimaciones de la Organización Mundial de Turismo (OMT), las llegadas de turistas internacionales crecerán entre el 3% y un 4% en 2010, hasta situarse entre los 906 millones y 915 millones de viajeros. De cumplirse las previsiones, el turismo volvería a demostrar su enorme capacidad de recuperación: tres años de crisis global se saldarían con un solo ejercicio en negativo. Buen balance.


El gran salto

En las últimas seis décadas el turismo mundial se ha mantenido en una permanente expansión hasta convertirse en uno de los sectores económicos de más rápido crecimiento. Salvo un puñado de años en que golpearon circunstancias excepcionales, el volumen de turistas se ha incrementado en la práctica de forma ininterrumpida desde mediados del siglo pasado. La evolución refleja un alza exponencial: 25 millones de turistas internacionales en 1950, 277 millones en 1980, 438 millones en 1990, 681 millones en 2000... hasta los 880 millones de viajeros de 2009.

Sin embargo, el gran salto del turismo global está por llegar. En la próxima década, según la OMT, el sector duplicará la actual cifra de turistas internacionales, hasta rozar los 1.600 millones de viajeros en el año 2020. En los próximos diez años el turismo internacional sumará casi tantos nuevos clientes como los conseguidos en las últimas seis décadas.

Europa mantendrá su indiscutible liderazgo global. En 2020 seguirá siendo la región con mayor número de turistas internacionales: 717 millones, el 46% del mercado mundial.


El siglo de Asia..., sí, pero no

El siglo XXI promete ser el de la consagración de Asia como nuevo eje de la hegemonía mundial (compartida con Estados Unidos). China e India serán las nuevas potencias globales del futuro. Este nuevo mundo multipolar tendrá un reflejo casi simétrico en el ámbito empresarial. Y el poderío de ambos gigantes asiáticos también será evidente en el turismo.

El peso creciente de China e India en el turismo global será uno de los hitos que redefinirán el sector en los próximos años. El imparable crecimiento económico de ambos países alimentará el poder adquisitivo de sus ciudadanos y permitirá el ingreso de nuevas huestes en unas aún hoy enjutas clases medias. El acceso a la industria del viaje de millones de chinos e indios promete revolucionar el sector como mercado emisor de turistas (fundamentalmente de sus respectivos turismos internos, pero también de toda la región asiática) y como destino de extranjeros (de hecho, China dejará este mismo año a España fuera del podio de las potencias por llegadas de turistas). Según un reciente estudio de Deloitte, China e India llegarán a 2015 con crecimientos en turismo superiores a Reino Unido, Francia o Japón.

Sin embargo, Europa mantendrá de momento su indiscutible liderazgo global. En 2020 seguirá siendo la región con mayor número de turistas internacionales, con 717 millones, lo que le otorga una cuota del 46% del mercado mundial, según las previsiones de la OMT. El Viejo Continente seguirá así aún muy por delante de la emergente Asia Oriental-Pacífico (397 millones de viajeros), y también de las Américas (282 millones). Los mercados maduros ceden terreno, sí; pero aún tardarán en dar por perdida la batalla del turismo del futuro.

David Page en Expansión

viernes, 5 de noviembre de 2010

Teruel mudéjar



Una hermosa colección de fotografías en Libertad Digital sobre la capital Teruel (desde luego debería denominarse la capital del mudéjar).

miércoles, 3 de noviembre de 2010

El ser humano a la medida de la Tierra y viceversa








Por encima de razas, credos, especies, por encima de las temperaturas o de la altitud, se erige el ser humano, tan bueno y tan versátil cuando quiere y puede.
Vive en un planeta a su medida.
No es cierto que el humano busque parajes desérticos para viajar: busca sitios poblados para cotejarse, complementarse o para sorprenderse.